Arquitectura negra en Campillo de Ranas.
Las edificaciones de Campillo de Ranas responden a una tipología edificatoria de gran uniformidad gracias al empleo omnipresente de pizarra, madera y barro, empleándose las piezas más gruesas en la elaboración de los muros que siempre son de carga y cerramiento y se unen con argamasa formada por barro, arcilla y paja. Las pizarras más finas y amplias (lajas) son las empleadas para las cubiertas que usualmente se resuelven a dos aguas aunque es muy característico un tercer faldón como resultado de “matar” la zona superior del “piñón” de la fachada. Es muy llamativo el resultado final de las cubiertas formadas por multitud de “lajas” de pizarra solapadas de forma continua a modo de las escamas de un pez.
En lo urbano, nuevamente, el absoluto aislamiento de estos valles condicionó el carácter rural de esta arquitectura como resultado de una impuesta autosuficiencia en las humildes economías familiares propiciando la disposición de construcciones anejas o, incluso interiores en la vivienda, donde se alojaban los animales como base del sustento familiar (Asnos, mulas, cerdos, gallinas y alguna vaca) denominados “casillos”.
Como construcción singular de Campillo de Ranas, destacando por su porte -sorprendentemente elevado- y la combinación de grandes sillares de piedra caliza, la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, así como la plaza y el reloj de sol allí ubicado.