SENDA (SL-GU-03) DE ROBLELUENGO AL MOLINO DE MAJAELRAYO.
DISTANCIA: 5 Km.
DESNIVEL POSITIVO: 80 m.
DESNIVEL NEGATIVO: 80 m.
MÁXIMA ALTURA: 1.230 Collado del Lobo
MÍNIMA ALTURA: 1.170 Molino de Majaelrayo
HORARIO EFECTIVO: 1h40´
CARTOGRAFÍA IGN
Huso: 30 / Banda: T
Hoja: 459 / Cuadrícula: 2
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ROBLELUENGO, PRECIOSO EXPONENTE DE LA ARQUITECTURA NEGRA.
Robleluengo es una pequeña pedanía de Campillo de Ranas situada en el extremo septentrional de su término municipal. Ajena al tránsito cotidiano de visitantes, por estar ubicada a 2 kilómetros de la carretera comarcal y haber solo un establecimiento hostelero, sus vecinos disfrutan de un pausado ritmo de vida aunque, como en el resto de la comarca, pocos son los que viven durante todo al año en el pueblo, siendo más normal las visitas de fin de semana.
Este barrio de Campillo ha aprovechado la soleada vertiente oriental del cerro Cabeza de Ranas para levantar sus bonitas casas, construidas al más puro estilo de la arquitectura negra; rodeada de una centenaria dehesa de robles, completa su bella estampa con un conjunto muy bien conservado de huertos cercados con mampostería seca de pizarra. En su coqueto casco urbano destaca su bella plaza, la calle mayor y su iglesia parroquial de clara influencia románica y coronada con espadaña.
En la plaza se encuentra el panel de inicio de ruta con la información de esta sencilla y bonita excursión. Por el norte, un ancho camino carretero facilita la salida del casco urbano que, de inmediato, el senderista deja a su espalda, adentrándose en un rebollar adehesado que recorre la base del “Cabeza de Ranas” y que muy lentamente va ganando cota en busca del Collado del Lobo.
EL SENDERO DICURRE AL OESTE DEL PICO OCEJÓN HASTA ALCANZAR EL COLLADO DE EL LOBO.
Durante todo el trecho, por la derecha, vigila el ubicuo Ocejón, en cuya falda y a la distancia se puede vislumbrar el característico pueblo de arquitectura negra de Majaelrayo que, con sus negras construcciones, se mimetiza a la perfección en el entorno.
Alcanzado el collado del Lobo, el carril penetra en un denso robledal manteniendo una amplia traza mientras va perdiendo parte de la cota que había conquistado. Transitando por el bosque, sin mucha demora, un poste direccional saca del carril por una pequeña vereda que obliga a enfilar la marcha; durante unos metros, el desnivel se hace más pronunciado hasta alcanzar el curso del Arroyo de la Matilla a través de un extraordinario bosque de galería en el que los álamos (Populus trémula), sauces (Salix alba) y fresnos (Fraxinus Angustifolia) se amontonan cerrando el paso al astro sol.
CENTENARIOS CERCADOS DE PIZARRA NEGRA FLANQUEAN EL SENDERO.
Ceñida al arroyo, la senda transita entre huertos, abandonados hace décadas, cuyos peculiares cercados de pizarra otorgan al conjunto una bucólica estampa. No muy lejos se divisa el destino de esta excursión, el viejo molino harinero de Majaelrayo que, abandonado hace varios lustros, yace moribundo en el fondo del bosque.